Iñigo Ortega Martínez

La mitad de la película es básicamente de charla. Maixabel y cualquiera de ellos. Y el resto una preparación para la charla. Y si no tienes relación con ETA, la película no ofrece nada interesante a excepción de dramas anteriores a las charlas, dado que realmente suceden cosas y no solamente lloran y hablan.

Sino, el resto bien. Pero obviamente la película está centrada a un público y tiene un objetivo claro. Ese objetivo no es entretener a todos los públicos.

La película se podría haber reducido a la mitad fácilmente. Eso sí, perdiendo gran parte de lo que hace interesante o entretenida la película, lo cual solamente da a entender que quitar o reemplazar las charlas haría de la película un trabajo más o como mínimo igual de entretenido. Es por ello, que estás charlas las han tenido que hacer con una preparación entretenida. ¿Y por qué digo que han tenido que añadir esta preparación? Porque desde el momento en el que empiezan las charlas, solamente hay eso en la película. Debo entender, por consiguiente, que esta no es un trabajo de entretenimiento, sino un trabajo con objetivos relacionados con críticas en diferentes ámbitos, de reflexión, de angustia en muchos casos y de nostalgia. Por lo tanto, este trabajo, aún siendo comercializado como película, es más digna de ser categorizada como documental, con aspecto dramático.